¡A la rica calçotada!
- Albert Reyes Barahona
- 24 mar 2017
- 2 Min. de lectura

Foto de LetsBonus
La calçotada es una fiesta gastronómica de reunión entre familiares y/o amigos. Originaria del municipio de Valls, provincia de Tarragona, pero extendida por toda Cataluña y, cada vez más, el resto de España y el extranjero. Su temporada es entre finales de invierno e inicios de la primavera. Realmente lo que hace interesante al calçot, y propicia el que se extienda cada vez más, es la salsa romesco. Sin dicha salsa el calçot sería sencillo, inocente e ingenuo, faltaría algo, sería como Batman sin Robin.
El calçot debe su nombre a la manera especial de cultivar la cebolla. Para alargarla se "calza" (calçar en catalán) con más tierra. Esto es, se añade tierra a su base para que la cebolla tenga que "estirarse" en busca de la luz. Este proceso se repite 2 o 3 veces durante su cultivo, hasta conseguir una parte blanca lo suficientemente larga. Según la reglamentación de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), esta longitud debe estar entre 15 y 25 centímetros.
Como no hay calçot sin romesco, no hay calçotada sin una buena parrillada. La llama viva del inicio de las brasas (con o sin sarmientos) cocerá quemando la parte exterior del calçot. Por lo tanto, se cocinará con sus propios jugos. Después, una vez cocido, se quitará la capa exterior, se untará bien de salsa y listo para disfrutar. Te recomendamos que te pongas un babero, ya que es habitual mancharse de salsa. Al acabar la llama viva, las brasas quedarán a punto para una buena barbacoa, tanto de carne o embutido (lo típico), de pescado o marisco o de verduras.
Las vitaminas del calçot, como en la cebolla, son las A, B, C y E, y además son ricas en minerales y oligoelementos como calcio, magnesio, hierro, fósforo y potasio, entre otros muchos. Por si fuera poco, es también una fuente rica en fibra.
Como ya se ha indicado anteriormente, los Calçots de Valls están protegidos por una indicación geográfica propia. Esta indicación geográfica se les otorga a aquellos cultivos de calçots que cumplan unos requisitos concretos. Entre ellos los más destacables son la cebolla que se debe usar (la "Blanca Tardana de Lleida"), la técnica de cultivo, las medidas de los calçots resultantes, y la presentación de los manojos.
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